EL INCREIBLE CASO ORLANDO FERRAUDI
POR LILIANA FLOTTA Y EDUARDO GROSSO
Hace muchos años atrás, tal vez más de veinte, en la antigua sede del grupo ONIFE (Organización Nacional de Investigación de Fenómenos Espaciales), nuestro director, Fabio Zerpa, nos presenta a un simpático señor de cuarenta y tantos años, refiriéndose a él como: “este señor ha estado dentro de un plato volador”. Como podrá imaginarse el lector grande fue nuestra sorpresa ante esta información, sobre todo viniendo de Fabio, que nunca se caracterizó por conclusiones apresuradas. El nombre de este protagonista es Orlando Ferraudi.
A pesar de los años transcurridos desde su abducción, han surgido elementos que nos confirman y enriquecen la veracidad de su relato. En un primer momento, nuestros compañeros de Onife, Héctor Antonio Picco, Jorge Cosso y Eduardo Rando, fueron los encargados de investigar y refrendar, a través de las páginas de la recordada revista “Más allá de la Cuarta Dimensión”, los recuerdos sorprendentes de la aventura vivida por Orlando. También el diario porteño “Crónica”, a través del trabajo del mencionado Héctor Picco, difundió el caso.
Hace pocos días, 15 de Enero de 2013, volvimos a encontrarnos con Orlando Ferraudi, y con un café de por medio, en nuestras oficinas, volvimos a interrogar al involuntario protagonista.
Su aventura comenzó en una fría noche del mes de Agosto de 1956. Orlando (18 años en esa época) siempre fue un entusiasta de la pesca. En aquella época, su lugar preferido era una apartada zona a la vera del Río de la Plata, en la costanera norte de la Ciudad de Buenos Aires, donde hoy (años después de la experiencia), está funcionando la Ciudad Universitaria, perteneciente a la Universidad de Buenos Aires. Por aquellas épocas, el lugar (sobre todo de noche) era frecuentado por “linyeras” (nuestros vernáculos “homeless”). Orlando había tomado la costumbre de llevarles paquetes de cigarrillos y yerba mate, con el objeto de hacerse amigo de tales personas y que no lo “molestaran” durante sus noches de pesca.
Alrededor de las 23,30 horas, Orlando estaba sentado frente a la costa con su caña de pescar, en esos momentos sintió (o percibió) que alguien estaba detrás de él. Al principio creyó que era un “linyera” que venía a pedirle algo o directamente a robarle; sin embargo cuando pudo observar al ser fue la gran sorpresa. Éste personaje, semejante a un humano, era mucho más alto que Orlando (que mide 1,85 metros), alrededor de 2,00 metros de altura, vestido con un traje enterizo color amarillo/anaranjado que emitía como pequeñas “chispas”, el traje terminaba en una capucha que caía sobre la espalda. El humanoide era muy rubio, con el pelo cortado al ras, piel muy blanca, atlético, con ojos color miel (el clásico ser conocido como “Adamskiano”). Lo tomó del brazo y le transmitió mentalmente que se quedara tranquilo, que no tuviera miedo, que no le iba a pasar nada malo, y que tendrían que hacer un largo viaje.
Orlando en ese momento supo que el ser (a pesar de su apariencia) no era terrestre. El testigo nos decía que había perdido la voluntad, que era imposible imponerse a las órdenes mentales del extraterrestre. En ese momento éste extrajo de dentro de su traje enterizo, un pequeño aparato que Orlando describe como una pequeña “polvera” (como las que usan las damas para su maquillaje). El pequeño aparato (que cuando el ser lo levantaba, Orlando se sentía desfallecer) emitió una luz muy intensa. En esos momentos, el protagonista observó una gran sombra oscura que venía desde el río. Esta tenía forma de plato hondo invertido, de unos setenta metros de diámetro. En un momento aparece una rampa desde el interior de la nave. Otro ser aparece (similar al primero) y ayuda a Orlando a ascender por la angosta rampa metálica (nos decía el testigo que en un momento sintió miedo de caerse al agua mientras subía).
Penetró, acompañado por los dos seres, en una pequeña estancia sin bordes rectos, totalmente abovedada, donde la luz parecía salir de las propias paredes. Orlando nos decía que el aire parecía luminoso. Dentro de la extraña sala también había una pequeña niña que se identificó como Elena, de once años. Ésta le relato que había sido subida al ufo desde su casa en Villa Mercedes (Provincia de San Luis – Argentina), cuando sintió ruidos en la terraza de su casa, pensando que le había pasado algo a su gato. La niña le expresa a Orlando, que no tuviera miedo, que no les harían daño.
Acto seguido, entra en esa habitación una mujer, rubia, alta, con un traje enterizo similar al de los seres masculinos. Su peinado, le recuerda a Orlando, al del personaje del “Príncipe Valiente” (famoso en los comics y en una película protagonizada por un joven Robert Wagner), también destaca su porte atlético. Esta tripulante femenina saca a Elena de la habitación, presumiblemente a otra sección de la nave. Con posterioridad, uno de los seres le pide a Orlando que debe sacarse toda la ropa. El azorado protagonista, sin voluntad propia, obedece fielmente, aunque se queda con las medias y los calzoncillos. El ser le indica que debe quitarse todo, quedarse desnudo, ya que la indumentaria está contaminada y puede ocasionarles problemas a ellos por bacterias y virus terrestres. Cumplido el pedido, el ser toma la ropa y la introduce en una bolsa, y después la arroja dentro de un aparato parecido a un televisor, y al cerrarlo, éste se llena de un humo espeso, color verde (en este punto, es difícil no recordar el caso Vilas Boas en Brasil). Según la explicación del ser, la estaban esterilizando y después se la devolverían. Mientras tanto le dan un pequeño “trajecito” de no más de 30 centímetros de longitud (recordemos que Orlando mide 1,85 metros). Es muy curioso el diálogo que nos relata Orlando, siempre en forma telepática con el ser: “¿Cómo me lo pongo?” Orlando descubre un pequeño orificio en la parte superior del traje y con sorpresa ve que éste se estira y se acomoda perfectamente a su cuerpo. Nos decía que era imposible sentirlo y que, le daba la sensación de estar calzado aunque no tuviera zapatos.
En esos momentos volvió la tripulante femenina con la pequeña Elena (vestida con un mono similar). Se les indicó (siempre telepáticamente) que realizarían un pequeño viaje, primero por debajo del agua, a través de la Bahía de San Borombón (al sur de Buenos Aires) hacia la costa uruguaya y posteriormente cruzarían el Océano Atlántico, en dirección al continente Africano, desde donde subirían al espacio. Según les explican, debían hacer eso para evitar la detección y que los tomaran como enemigos.
Esta etapa del relato es muy interesante, ya que le dicen a nuestro protagonista que el ufo generaría una especie de campo particular, utilizando energía electromagnética, para sus evoluciones, ya sea dentro de la atmósfera y fuera de ella.
Dentro de lo que podríamos llamar el “puente de mando” hay comandos, pantallas y ventanas alrededor de todo el perímetro. Un mínimo de nueve seres (lo que calcula Orlando),trabajan en la totalidad de la nave. En un momento le hacen mirar una de las pantallas, viendo que están subiendo y que la Tierra se aleja. Ninguna sensación de movimiento. Les llama la atención el color azul de la Tierra (aunque oficialmente el primer humano que pudo contemplar este hermoso color fue Yuri Gagarin). También le muestran la Luna, que Orlando la describe de un color gris opaco. Pasan la órbita de la Luna y les hacen observar el Sol (siempre a través de la pantalla). Aquí hay un dato muy curioso, ya que Orlando (al igual que otro caso que relataremos con posterioridad) nos dice que el “Sol es negro”. Recuerdo que en aquella oportunidad, al igual que en nuestra última reunión, le preguntamos cómo podía ser esto, que seguramente había visto al astro a través de un filtro. Orlando sigue afirmando que,por lo que pudo observar él, el Sol era oscuro. Seguramente, pensamos nosotros, la vista fue a través de un polaroid o filtrando determinadas longitudes de onda.
En esos momentos, los ET les informan a ambos que vuelven a la Tierra, siempre observando a través de la pantalla, notan que lo hacen a velocidad vertiginosa, asustándose y creyendo que se estrellarían. Los seres les indican que gracias a los campos que utilizan el riesgo es cero. De hecho, las palabras exactas que usan para explicarles a Orlando y Elena son: “No deben preocuparse, cuando estemos cerca, vamos a formar un campo con la Tierra y no vamos a colisionar con ella”. Aquí presumimos, de acuerdo a las nuevas teorías, que estarían utilizando el campo magnético de la Tierra, e invirtiendo la polaridad, amortiguando también, de alguna manera, la inercia del aparato. Una idea que tienen muchos científicos en el presente relacionados a la investigación ufológica.
Penetran en la atmósfera y se sumergen en la zona del Caribe; a los pocos segundos de su navegación submarina, observan en el fondo del mar, una especie de cúpula transparente, donde están estacionados varios ufos (Orlando estima que la estructura mediría cinco o seis hectáreas). Ante la pregunta, le contestan que es una “estación de mantenimiento”. Penetran en una especie de túnel y les dicen que van a devolverlos, pero que antes deben realizar una serie de exámenes físicos.
En otra habitación, donde hay dos camillas y un instrumental extraño, les dan a tomar un líquido espeso (similar a la densidad de la miel y sin gusto alguno) y unos comprimidos (el protagonista nos dice “pequeños huevos de distintos colores”). Les indican que les va a dar sueño y que no se preocupen. Posteriormente los colocan a los dos en sus respectivas camillas, con un instrumento en la cabecera en forma de “U” y que tiene luces con los mismos colores de los comprimidos. Orlando no recuerda cuando se durmió y cuanto tiempo duraron aquellos exámenes.
Los despiertan y separándolos en distintas habitaciones; y les piden que se vistan, con su ropa habitual. En ese momento le dicen a Orlando, que está bien físicamente, que han trabajado en su glándula Pineal. Orlando recuerda perfectamente la explicación del ser: “Ustedes nos van a ser útiles en el futuro, porque esta glándula es la única herencia nuestra que ha quedado aquí. Ya que de las cinco razas que pueblan este planeta, ninguna es propia de la Tierra; solo son restos de civilizaciones de otros planetas. La Tierra hace mucho tiempo solo se conocía por ser el zoológico del Sistema Solar. Las razas que hoy existen han sufrido mutaciones genéticas por sus propias culpas, pero lo que les queda de lo que fueron, es la glándula Pineal. Por eso a Uds. les reactivaremos esta glándula, porque así cuando nosotros pensemos en Uds. al instante sentirán una especie de zumbido dentro de su cabeza”. Aquí es interesante señalar un fenómeno que ocurre en todos los contactados: la llamada “señal de ajuste”, un zumbido intenso que generalmente se siente en el oído derecho y que es prolegómeno de un mensaje telepático. En la casuística mundial es muy común este síntoma.
Diagramas realizados por Orlando
Orlando tiene muchas preguntas, los seres acceden a mostrarle las intimidades del ufo. Nuestro protagonista puede observar dos niveles, en el superior el puente de mando y las distintas estancias en que ellos habían estado. En la parte inferior, Orlando señala que estaba el “motor”, que él describe como circular (abarca todo el diámetro del ufo), con grandes bobinas y pasarelas entre ellas. Estas bobinas eran operadas o controladas, por seres similares a los descriptos, pero vestidos con un mono azul y una especie de máscara transparente. En estas operaciones había entes masculinos y femeninos.
Sobre el funcionamiento de la nave, también le explican que: “la nave se desliza por un campo de fuerza, utilizando tres energías: Cósmica, Solar y Magnética. Con las tres o con una sola de ellas podemos movilizarnos por el espacio”.
También nos cuenta Orlando, que hubo una demostración de un arma, en este caso, nuevamente la pequeña polvera que, como una navaja suiza, aparentemente tiene varios usos. Lo hacen ver a través de una ventanilla de la nave, un pequeño objeto en forma de cubo en el exterior. El ser apunta su pequeño instrumento hacia el objetivo y este desaparece. Le explican lo siguiente: “Esto es energía pura. Cuando encuentra su objetivo, lo desintegra por completo, no quedando absolutamente nada: ni humo, ni olor, esta arma disocia todo lo que toca. Queremos que Uds. conozcan este poder que es el que usaremos, muy a pesar nuestro, si llegaran a poner en peligro la armonía estelar”. Nos preguntamos: ¿Es este dispositivo un ejemplo del Poder Vril? Aquella novela de B. Litton se hace presente en la realidad ufológica.
No sabe cómo, pero despierta en el mismo lugar donde fue abducido ya habiendo amanecido y habiendo perdido seis horas de su vida. ¿Qué pasó en el tiempo perdido? ¿Dónde está la pequeña Elena? ¿Qué significa un signo que él tiene en su mente?
UFOLOGIA COMPARATIVA:
Habíamos mencionado que este caso tenía algunas aristas que con el tiempo, nos lleva a la conclusión que es un caso excepcional.
En 1990, pudimos investigar el llamado caso “Cerminara”. Don Luis Cerminara era gerente de una compañía de seguros en Pergamino (una localidad de la Provincia de Buenos Aires). Llegamos a él por casualidad investigando un caso de EC3T. Luis en esa época tenía 50 años y estaba recientemente casado. Había tenido experiencias desde niño en su pueblo natal (Arroyo Dulce) donde, según nos relataba, lo venía a buscar un “avioncito blanco” con un ser “chiquito” por la noche para llevarlo a pasear por el interior de la Tierra. Al llegar a la adultez comenzó a recibir contactos telepáticos. En uno de esos contactos, en 1981, se le pide viajar a Caleta Olivia (en el sur de Argentina). Él así lo hace en compañía de varios amigos, aunque, por indicación de los ET debería presentarse solo.
Allí, en una fría noche, en una playa desolada, dos seresse presentan (la misma tipología del caso de Orlando), enfundados en sus trajes enterizos de color claro. Lo introducen a un ufo con forma de plato invertido, que silenciosamente se aproximó desde el mar.
Aquí el paralelismo con el caso de Ferraudi es sorprendente. Lo introducen en una habitación circular, “la luz salía de todos lados” nos decía Luis, posteriormente lo llevan al “puente de mando”, con consolas y pantallas. Le hacen ver a través de una de esas pantallas, como sale de la Tierra. Ve el color azul de nuestro planeta, también observa la Luna, su lado oscuro y el Sol. Lo interesante es que nos dice: “el Sol es negro”. Lo mismo que Orlando.
Si bien no tiene grandes recuerdos de su experiencia dentro del ufo, si recuerda que la nave vuelve a la Tierra, a vertiginosa velocidad, sumergiéndose en la zona caribeña. Posteriormente penetra en un túnel, donde puede observar una especie de “estación de tránsito” con varias cúpulas. Terminan saliendo en la zona de la localidad de Tandil (400 km al sur de Buenos Aires). En un corto vuelo (sin ninguna sensación de movimiento), el ufo lo devuelve a la playa desierta. Posteriormente a esta experiencia, siguen sus contactos telepáticos, anunciados por un zumbido en su oído derecho y tiene una experiencia de visitante de dormitorio. Fue en la noche del 7 de Diciembre de 1985, después de mantener relaciones sexuales con su joven esposa, un ser de la misma tipología, aparece en los pies de la cama y les expresa que esa noche han concebido un hijo, un ser muy especial. De hecho vimos una foto del hijo, ya de cuatro años, tocando una cruz, y ésta brillaba. ¿Un híbrido tal vez?
Curiosamente, después de su abducción, Luis Cerminara comenzó a desarrollar capacidades de curación, al igual que Orlando. Es muy interesante la marca que tiene Luis detrás de su oído derecho, lugar, donde nos dice, fue implantado. Orlando no tiene recuerdos ni marcas de haber sido implantado.
Las similitudes son increíbles, máxime cuando el caso de Orlando no había sido publicado aún.
En 1968, en la localidad vacacional de Carlos Paz (Provincia de Córdoba, Argentina) ocurre el “caso Julia Pretzel”. En este caso de EC3T, ocurrido en el entonces “Motel La Cuesta” (hoy “Hotel La Cuesta”) el ser (de la misma tipología que estuvimos describiendo), extrae de su traje enterizo una pequeña esfera o “polvera”, y cuando la levanta, el testigo humano siente que se desmaya. Cuando la baja, el testigo se repone. Similar al caso Ferraudi.
También quisiéramos mencionar, lo relativo al trabajo en su glándula Pineal. Investigadores españoles declararon recientemente que la glándula Pineal es magnetoreceptora. Desde la más antigua humanidad, siempre se ha considerado a esta glándula como la responsable de la Telepatía. Nosotros hemos desarrollado la teoría, de acuerdo a nuestra experimentación con PES, que la posibilidad de entablar grandes comunicaciones telepáticas (al menos entre humanos) en muy pequeña. Y también hemos encontrado, que los contactados producen una gran cantidad de fenómenos, que en la generalidad denominamos PK (Psicokinesis), como por ejemplo: Psicokinesis espontánea recurrente (Poltergeist), descomposturas de aparatos eléctricos, interferencias electrónicas, fotogénesis, etc. Creemos sinceramente que en este tipo de comunicaciones hay tecnología de por medio, similar al llamado “Proyecto Pandora”, donde utilizando de un pulso electromagnético dirigido, es posible enviar mensajes al interior de la cabeza del sujeto (tal vez a través de su glándula Pineal). Posiblemente el campo magnético que se crea, posibilite la aparición de Fenómenos PK.
No sería extraño que los ET utilicen una técnica similar a la descripta. No deja de llamar la atención que este concepto le fuera dado a Orlando hace tantos años.
Hay otro aspecto muy interesante en las experiencias de Orlando, de Luis Cerminara y de otros tantos abducidos, y es un símbolo, extremadamente simple, pero que se repite en todas las experiencias, no solamente en Argentina, sino en el resto del mundo y que hemos visto representado muchísimas veces a lo largo de nuestra carrera investigativa. Es un círculo con un triángulo en su centro. ¿Es acaso un símbolo identificatorio de una raza determinada?
A principios de la década de 1990, Orlando decide probar con la hipnosis, a efectos de saber si podía recordar detalles adicionales de su experiencia de abducción. Para ello, se contacta con el conocido investigador Osvaldo Suarez (también en el equipo de ONIFE). Habiendo realizado varias sesiones, no obtuvo detalles adicionales, confirmando, como bien definió el investigador Fabio Zerpa, que hay una amnesia irrecuperable, aún utilizando hipnosis profunda.
ORLANDO FERRAUDI HOY
Orlando cuenta en la actualidad con más de setenta años, su discurso es exactamente igual al original de hace veinte años.
No podemos dejar de notar que se siente frustrado, en el sentido de su infructuosa búsqueda de Elena, a lo largo de los años en distintas provincias argentinas. También por el hecho de no poder compartir su experiencia con otras personas, ni siquiera con los nuevos investigadores a los que interesa más una filmación de un objeto lejano en el cielo, que recabar el testimonio de una persona que ha estado frente a frente con “ellos”. En los últimos años, Orlando noveló su experiencia con el sugestivo título “¿Por qué Yo?”, tratando de difundir su experiencia. Lo mismo que se preguntan todos los contactados y que nadie es capaz de responder.
Como muchos otros contactados y abducidos, Orlando trajo en su mente el diseño de lo que él definía como una “maquinita” (lamentablemente desparecida hoy en día). Tuvimos oportunidad de verla en su momento y estudiarla. Nunca, ni Orlando, ni nosotros, pudimos descubrir si tenía alguna utilidad. Lo que sí, a pesar de estar hecha de madera y plástico, poseía un campo magnético. ¿Era un amplificador de ondas mentales? ¿Un mecanismo de curación? ¿Un transductor psicotrónico? Misterio.
Como en los vinos finos, el caso Ferraudi evoluciono con el tiempo. Pudimos relacionarlo con otros casos similares, de los que hemos dado aquí una pequeña síntesis.
Es curioso que después de 1990, el tipo “Adamskiano” haya prácticamente desaparecido dejando su lugar al “gris”. Siempre los Adamskianos, de acuerdo a la casuística, han demostrado un acercamiento al humano, ya sea a través de telepatía o “invitando” a un encuentro cercano. Parecería la raza con más afinidad a nuestra biología y evolución en detrimento del “gris”, proclive al maltrato y a ignorar el pensamiento humano. ¿Por qué se fueron? Tal vez, la Tierra tenga un proceso de asignación, algo así como el astrónomo que tiene “un tiempo programado de observación” en un telescopio.
El tiempo dirá si vuelven, tal vez, para un contacto pleno.
NOTAS:
El presente trabajo ha sido fruto de las entrevistas que los autores han mantenido con el Sr. Orlando Ferraudi en varias oportunidades.
Parte del material ha sido obtenido de los trabajos de Héctor Antonio Picco para el diario “Crónica” y Sotelo Caravallo en la Revista “Cuarta Dimensión”
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