El último Papa y el fin de los tiempos
EL ULTIMO PAPA Y EL FIN DE LOS TIEMPOS
Por Angel Rodríguez Alvarez
 
 
 
 
La noticia ha sorprendido a todo el mundo y todos los medios de comunicación le han dado una amplia cobertura.
Es la noticia más comentada en estos días desde que Su Santidad el Papa de Roma, Benedicto XVI ha anunciado su decisión de renunciar al Pontificado por motivos de salud, dada su avanzada edad. Se encuentra cansado y no se ve con fuerzas para continuar.
La noticia por inesperada y por ser algo poco habitual en el seno de la Iglesia Católica, aunque existen algunos precedentes, pero muy lejanos en el tiempo, ha hecho correr todo tipo de elucubraciones y todos los analistas tanto políticos como religiosos han tratado de buscar las posibles causas que pudieran existir, diferentes a las anunciadas por el Pontífice que le han llevado a tomar esa determinación.
No han faltado los teóricos de la conspiración, que afirman que detrás de esta renuncia se esconden presiones y movimientos de grupos poderosos que al final han logrado que Benedicto XVI se derrumbe y tire la toalla.
Debo admitir que, por una vez, no puedo dejar de darles la razón.
No debemos dejar de notar que esta renuncia se produce en unos momentos cruciales para la Iglesia Católica, atacada desde muchos frentes de naturaleza política y religiosa que pretenden la desaparición de esta Iglesia y un cambio social total, cambio en el que la Iglesia católica, y en general todo el Cristianismo, supone un obstáculo, un muro que impide que se pueda hacer efectivo en el menor tiempo posible.
Efectivamente asistimos, desde hace unos años, a una descomposición y caída de los valores tradicionales de lo que entendemos por “Mundo Cristiano”, o mundo occidental, mediante la presión ejercida por diferentes “Internacionales Políticas” (particularmente socialistas y comunistas) y Hermandades y Asociaciones de naturaleza filosófica de corte progresista, que van minando a la sociedad con la implantación de una libertad de costumbres, corrientes de pensamiento y prácticas sociales que chocan frontalmente con lo que han sido la moral y costumbres cristianas. Se acusa a esta Iglesia de ser represora, intransigente, caduca y cavernaria, y su existencia la consideran anacrónica y carente de sentido en la sociedad actual, por lo que debe ser atacada y destruida. Como ejemplo de lo que decimos se encuentra la legalización del llamado “Matrimonio Homosexual”, la dejadez en la persecución de las drogas y el alcohol, la libertad sexual, sobre todo entre los jóvenes, leyes excesivamente permisivas, etc. (“La libertad sexual y cívica ataca la libertad religiosa” dice el Papa. También dice, enfureciendo a los mal llamados progresistas: “La legalización del aborto es una traición a la Democracia”). Retirada de crucifijos en los colegios, y prácticas iconoclastas diversas, asignaturas en los colegios orientadas al adoctrinamiento laico de los jóvenes, ataque directo a las tradiciones y costumbres que se han conservado como garantes de un cierto orden social que se quiere invertir, insultos y burlas de actos religiosos y mofas obscenas y blasfemas de rituales y procesiones y otras maniobras muy planificadas y objetivos a conseguir que se van alcanzando progresivamente.
Los casos de pederastia en los que han sido protagonistas religiosos y sacerdotes han contribuido mucho a este estado de cosas.
Realmente hemos de aceptar que la Iglesia Católica está viviendo unos momentos de gran tribulación, pero eso no es nada para lo que se les viene encima.
A todos estos enemigos del Catolicismo se unen en su guerra los grupos islámicos que pretenden una expansión total del Islam sobre todo el planeta.
Por tanto, los políticos laicos y enemigos de cualquier forma religiosa y de lo que hasta ahora se han llamado buenas costumbres caminan, sin saberlo (¿sin saberlo?) cogidos de la mano del extremismo islámico que se está preparando para el asalto final.
Pero incluso dentro del Vaticano, según palabras del sacerdote Gabriel Amorth, exhorcista de Roma, existen sectas satánicas, en las que participan cardenales, obispos y religiosos. Afirma este sacerdote: “Lo sé por personas que lo han conocido directamente”.
Bien, esto puede ser exagerado o puede tratarse de algún caso puntual de alguna persona en particular, pero no de muchas personas implicadas.
Sin embargo no podemos olvidar aquellas palabras del Papa Pablo VI cuando dijo:
“El humo de Satanás ha entrado en la Iglesia”. Sea todo esto cierto, en mayor o menor medida, el conjunto, la suma total de factores arroja un resultado que indica que la sociedad ha perdido el sentido cristiano. Y cuando nuestra sociedad pierde el sentido cristiano, que es su seña de identidad, ¿qué queda en su lugar?. ¿El Islam?. ¿Una sociedad laica, materialista y esclava de sí misma?.
En este escenario de persecución cristiana en Oriente y Occidente se produce esta renuncia papal por falta de fuerzas de Benedicto XVI para enfrentarse a estos ataques y a la pérdida de fieles que poco a poco, mediante la labor de estos grupos políticos y filosóficos, van siendo convencidos para abandonar el redil de la Iglesia. Es un trabajo para alguien con más brío, con más vitalidad, para alguien más joven.
Se le acusa de “bajar de la Cruz”, por cobardía ante el enorme sacrificio que supone llevar el timón de esa pesada nave que es la Iglesia, en un momento en que el mar está embravecido por una inmensa tempestad. Pero otros creen que es un acto de responsabilidad y valentía, al reconocer que físicamente, (y mentalmente), no está preparado para ello y que le presta un mejor servicio a esa Iglesia cediendo el trono de San Pedro a otro más joven, más fuerte y más preparado que él. Ejemplo deberían tomar ciertos políticos que se aferran a su poltrona, a su sillón durante años y años, de manera obsesiva, cegados por el poder y la ambición.
Teóricamente, esta renuncia papal sólo traerá un cambio en la dirección de la Iglesia, cambiando a un Papa por otro. Pero a quien le guste el misterio, como me ocurre a mi, quiere buscarle tres pies al gato y ver qué puede significar esta renuncia papal si hacemos caso a las numerosas profecías que sobre la duración de la Iglesia Católica y el número de Papas que existirán hasta el Fin de los Tiempos se han hecho y que ahora se ponen de moda y son buscadas por todos los que quieren curiosear en estas cosas. ¿Hay algo de cierto en todo ello?.
Las profecías que más directamente aluden a los Papas, a su número y a su significación en la Iglesia, son las llamadas “PROFECIAS DE SAN MALAQUIAS”.
Este hombre era natural de Armagh, Irlanda, lugar en el que vino al mundo en el año de 1094. Su nombre, Malaquías, significa “Angel del Señor”.
En el año de 1132 fue nombrado Arzobispo de Armagh, pero debido a numerosas intrigas tuvo dificultad para tomar posesión de su cargo, y cuando lo hizo, dos años después, implantó su autoridad y disciplina de forma eficaz.
Fundó, con cinco monjes, la Abadía de Mellifont, en 1142.
Como dato curioso San Malaquías profetizó su propia muerte, que ocurrió el 2 de noviembre, tal como él anunció. Su fiesta se celebra el 3 de noviembre.
Fue elevado a los altares como Santo por el Papa Clemente III el 6 de julio de 1199.
Esta facultad para profetizar fue lo que más le distinguió, aparte de los milagros que se le atribuyen. Entre las profecías que se dice que realizó, las que llevan su nombre son las más conocidas, aunque muchos investigadores creen que no le pertenecen, sino que son de un autor desconocido.
Estas profecías se refieren a cada uno de los Papas de la Iglesia Católica, y da un número de 112 Papas, hasta el Fin de los Tiempos, que será, también, el Fin de la Iglesia Católica.
Según estos vaticinios, que los que los analizan los consideran de exactitud sorprendente, el actual Papa cesante, Benedicto XVI sería el penúltimo Papa, dando paso al último de la historia, que tomaría el nombre de Pedro el Romano, o Pedro Romano.
Pedro gobernaría en medio de una gran tribulación y finalizaría su mandato huyendo de la ciudad de Roma, por encima de los cadáveres de los cardenales y religiosos, así como de numerosos fieles asesinados, a través de las ruinas de Roma.
El mismo sería asesinado por las balas de los soldados, ¿pero los soldados de qué ejército?.
Si hacemos caso a diversas profecías y mensajes sería el Islam quien ocuparía y gobernaría Europa durante un período de tres años, al final del cual, un Rey español, el Rey Felipe, a la cabeza de un gran ejército, expulsaría a los musulmanes de Europa.
Bueno, el rey Felipe, español, suponemos que será el actual Felipe, el Príncipe de España, que aún no posee la Corona, pero que es el heredero legítimo.
Esta profecía de el Rey Felipe de España, (PHILIPO), es de Michael de Nostradamus. Por lo menos es algo curioso que Nostradamus supiera que iba a existir en estos tiempos un Rey en España con ese nombre, y que ya conociese el peligro que los musulmanes iban a suponer para Europa.
¿Son todo fantasías?. ¿Casualidades?. El tiempo lo dirá, y parece que ese tiempo está muy cercano.
El tercer Secreto de Fátima, que ha tenido múltiples interpretaciones, como por otra parte sucede con todas las profecías y mensajes de corte profético, incide en el mismo tema del horror de la ciudad de Roma semidestruida y los cadáveres de los cristianos. Dice así:
“ ...y vimos en una inmensa luz qué es Dios: 'algo semejante a como se ven las personas en un espejo cuando pasan ante él'. A un Obispo vestido de Blanco 'hemos tenido el presentimiento de que fuera el Santo Padre'. También a otros Obispos, sacerdotes, religiosos y religiosas subir una montaña empinada, en cuya cumbre había una gran Cruz de maderos toscos como si fueran de alcornoque con la corteza; el Santo Padre, antes de llegar a ella, atravesó una gran ciudad medio en ruinas y medio tembloroso con paso vacilante, apesadumbrado de dolor y pena, rezando por las almas de los cadáveres que encontraba por el camino; llegado a la cima del monte, postrado de rodillas a los pies de la gran Cruz fue muerto por un grupo de soldados que le dispararon varios tiros de arma de fuego y flechas; y del mismo modo murieron unos tras otros los Obispos, sacerdotes, religiosos y religiosas y diversas personas seglares, hombres y mujeres de diversas clases y posiciones. Bajo los dos brazos de la Cruz había dos ángeles cada uno de ellos con una jarra de cristal en la mano, en las cuales recogían la sangre de los Mártires y regaban con ella las almas que se acercaban a Dios".
 
¿Es una visión simbólica?. ¿Representa esa visión a las almas de los mártires que, a través del tiempo, en el mundo han sido?.
Los profetas, antiguos y modernos, adornan sus profecías o las convierten en frases enrevesadas para que sólo puedan ser entendidas por unas pocas personas, por lo que es difícil llegar a conocer con exactitud el significado real de estos mensajes proféticos.
Los Papas tienen por costumbre adoptar un nombre diferente al suyo, por cuestiones tradicionales y de fé, o como identificación con antecesores suyos que llevaron el mismo nombre.
Ahora mismo, en estos momentos cruciales, los Cardenales y todo el Vaticano y en general todo el mundo católico se halla en estado de shock, por la noticia. Después, pasado este temporal, reunidos los cardenales en Cónclave secreto, elegirán al nuevo sucesor de Pedro, que si las profecías de San Malaquías se cumplen, se llamará también Pedro, o adoptará ese nombre, aunque se llame de otra forma.
Si ocurre así, ¿seremos testigos de terribles acontecimientos y del fin de la Iglesia Católica?.
 
¿Existe entre los papables alguien que se pueda identificar con Pedro el Romano, o Pedro Romano?.
Efectivamente, hay uno, el actual Cardenal Camarlengo y brazo derecho de Benedicto XVI.
Su nombre es: TARSICIO PIETRO EVASIO BERTONE.
PIETRO en español es Pedro.
¿Y romano?. Es romano este hombre?.
Efectivamente. Es romano. Nació en la localidad italiana, perteneciente a Turín y que se llama ROMANO CANAVESE.
Claro que siempre cabe la posibilidad de que los cardenales, que en cada Cónclave se leen las Profecías de Malaquías, no lo voten. Pero hoy por hoy es el cardenal más importante del Vaticano.
El tiempo irá despejando incógnitas. De momento consideremos que todo esto no es más que un juego para pasar el tiempo, sin darle mayor importancia.
 
 
FUENTES:
 
Profecías de Nostradamus:
 
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San Malaquías y sus profecías:
 
 
 
 
 
 
 
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