El 08 de Enero de 1972, un camión circulaba por la carretera N-630, (carretera que une Sevilla con Extremadura), en torno a las 21,30 horas, cuando por las cercanías de Santiponce, (Sevilla), sus faros alumbran la figura de un hombre que parece desnudo, situado en el centro de la carretera, alzando el brazo, indicando al camionero que se detenga.
 

El chofer redujo su marcha, y al acortar paulatinamente la distancia, comprobó con estupor que la persona que suponía desnuda era un hombre con cabeza en forma de huevo y unos brazos excesivamente largos, que continuaba sin inmutarse en medio de la calzada.
 

Estaba vestido con un traje muy ceñido, de aspecto brillante, que cubría sus más de dos metros de alto.
 

El camionero no lo pensó y tan anómala actitud, unida a su deforme anatomía, le llevó a pisar el acelerador a fondo y embestir con la máxima potencia a aquel ser que, impertérrito, se mantenía en la misma situación inicial.
 

Cuando ya parecía seguro el atropello, el ser saltó ágilmente hacia la cuneta de la carretera.
 

El camionero llegó hasta Santiponce y se detuvo en una venta de carretera, en la que permaneció, presa del pánico, hasta que se fue tranquilizando poco a poco.

Documentación disponible: El Fenómeno Aterrizaje, Pág. 329, ref. 153.
 

Comentarios: A lo largo de estos meses estudiando la casuística andaluza me ha sorprendido que una serie de casos investigados por Manuel Osuna no se encuentren reflejados en el catalogo del periodo comprendido entre 1960 y 1980 que redactó Manuel Filpo Cabaña. Este es uno de ellos.
 

Sobre el mismo Marcos A. Benítez Campillo comenta lo siguiente: “Que el camionero creyera ver, o interpretara lo que vio como un figura deforme, no quiere decir que fuera o fuese un humanoide. Y de hecho, no entiendo el por qué, este tipo de casos hay que vincularlos con el fenómeno ovni. La explicación a lo que vio el camionero puede estar en cualquier cosa, un tio cachondo con ganas de juerga y que en el último momento de acojonó o algo más repugnante aun y que quienes no estáis en el mundo del camión no conocéis,..”

Para continuar añadiendo: “…no creo que ningún extraterrestres de Ganímedes se venga a la tierra para pasearse por una carretera en bolas....”

Entendemos que el incidente puede tener una explicación más racional de lo que muchos pudieran pensar.
 

Un joven de 14 años llamado Juan, es despertado pasada la medianoche del 04 de Junio de 1972, por una luz que iluminaba con cambiante intensidad una habitación cercana a la suya.
 

Intrigado, se acercó hasta la misma y, a través de la ventana abierta, pudo ver un objeto asentado junto a su casa, en las afueras de Granada. El objeto era cilíndrico, de color anaranjado, de ocho metros de altura aproximadamente.

Estaba parado, en silencio, a unos 15 metros de la casa más o menos, y a medio metro del suelo.
 

Juan miraba aquel cilindro que presentaba en su tercio superior un anillo de aspecto gaseoso, sobre el que se apreciaba la silueta de una figura de aspecto humano, que parecía caminar por ese anillo.
 

El testigo corrió en busca de unos primos suyos que dormían allí, y los tres estuvieron mirando el objeto. Al ver que la silueta oscura se detenía frente a ellos, sintieron pánico y corrieron a esconderse bajo las sábanas.
 

No pudieron conciliar el sueño en toda la noche, y durante dos horas vieron que la luz seguía iluminando el interior de la casa con mayor intensidad.
 

A la mañana siguiente contaron a sus familiares la experiencia nocturna, pero dado que fuera de la casa no existían huellas de lo ocurrido, nadie creyó su historia.
 

Documentación disponible: referencias periodísticas.
 

Comentarios: caso a tratar como rumor ya que es imposible comprobar los antecedentes y localizar a los testigos.

A unos 3 ó 4 kilómetros del cementerio de Algodonales (Cádiz), un viajante comenzó a percibir a las 22:00 horas del 9 de junio de 1972 una luz que terminó en un resplandor que le cegó, al tiempo que se le paró el coche. Entonces vio en el centro de la carretera un óvalo de luz amarillenta, intermitente, rodeado de protuberancias azuladas. Tuvo la impresión de que no era material, sino pura energía, en cierto modo inteligente. Todo ocurrió en silencio. Creyó percibir que el cristal del coche se calentó.
 

Pasados unos dos minutos desapareció. Le pareció ver una luz y se dirigió hacia ella, bajando una pendiente. Una vez en la carretera observó que el óvalo se desplazaba a velocidad moderada hacia el barranco que él acababa de subir.
 

En una venta próxima le dijeron que un matrimonio había tenido igual experiencia la noche anterior y que había presentado una denuncia.

Documentación disponible: El Fenómeno Aterrizaje, Pág. 329, ref. 155.
 

Comentarios: procede comprobar si efectivamente se puso una denuncia ante la Guardia Civil.
 

Rafael Aranda conducía a las 22:15 horas del 10 de julio de 1972 hacia Alcaracejos (Córdoba) cuando notó que el coche aminoraba repentinamente de velocidad; tras pisar a fondo el acelerador, no pudo llegar a más de 70 km/h. A los pocos segundos vio una gran luz blanca la cual emitió un rayo que incidió directamente en el automóvil. La luz se movía en el sentido de las manillas del reloj y estaba al nivel del suelo. Tras una serie de rotaciones la luz desapareció velozmente.

Documentación disponible: El Fenómeno Aterrizaje.