Sobre las 07,30 horas del día 16 de mayo de 1966 Manuel Hernández, agricultor, regresaba de labrar una pequeña finca de su propiedad caminando por uno de los arcenes de la carretera comarcar de Los Morales. Ve a unos 100 metros de distancia un objeto de forma discordad, con una fina banda saliente que reflejaba los primeros rayos del sol.
 

Con cuidado sigue caminando hacia el objeto de color plateado hasta colocarse prácticamente en frente. En ese instante, y sin que saliera nada de su interior, varios seres que parecían como pájaros verdes comenzaron a revolotear sobre el objeto haciendo círculos.
 

Eran unos seres de poca estatura, que parecían tener algo así como alas y un color gris verdoso. No se les distinguían las caras por llevar algo parecido a una escafandra o casco cristalino.
 

Es cuando se asusta y comienza a correr hacia su domicilio que se encontraba a las afueras de Córdoba.
 

Investigadores: Red Nacional de Corresponsales, Iker Jiménez y Lorenzo Fernández.
 

Documentación disponible: Magonia Pág. 769, Enigmas num. 16 marzo 1997 y El Fenómeno Aterrizaje, Pág. 300
 

Comentarios: A la vista de las gestiones realizadas por Ballester Olmos y sus colaboradores podemos estar ante un fraude. No se ha localizado ningún tipo de referencia en prensa y ha sido imposible la localización de testigos o familiares de los mismos.

Sobre las 16,30 horas del día 26 de agosto de 1966 el Doctor José Juan Rivera en su motocicleta y con una cámara fotográfica sale de Algeciras en dirección a Punta Carnero, que se encuentra a unos 6 kilómetros de distancia de su domicilio, dándose cuenta que en la carretera existía un silencio total, lo que le hace detener la motocicleta y decide dar la vuelta para regresar de nuevo a su domicilio.
 

Es en eso momento cuando se da cuenta que enfrente de él y a unos cuatro metros un ser de baja estatura cruza la carretera que caminaba a grandes zancadas. Lo toma por un mono, apoya la motocicleta en un árbol y decide ir a buscarlo. El ser seguía caminando dando botes, llevaba una especie de traje negro y tenía unos brazos extremadamente grandes, que llevaba pecados al cuerpo.
 

A los pocos minutos el ser desaparece entre la vegetación sin dejar rastro. A unos 15 metros de donde se encontraba el testigo, en el borde de una pequeña vaguada,  ve un objeto de unos 15 metros de longitud, suspendido en el aire. Le saca una fotografía y corre a buscar la moto y regresa a su casa.
 

Investigadores: Iker Jiménez y Lorenzo Fernández.
 

Documentación disponible: Enigma, num. 16, marzo 1997
 

Comentarios: Caso actualmente en estudio pendiente de evaluación. No obstante, y a la vista de los comentarios del testigo, podemos estar ante un primate (mono) o algún tipo de animal.