El maestro Manuel Timmermans Ceballos viajaba tranquilo en su motocicleta “Lambretta” aprovechando el excelente tiempo que existía en toda la costa gaditana.
 

Al llegar a un cambio de rasante vio aparecer repentinamente a un hombre gigantesco, enfundado en una especie  de traje hinchado y rojizo, compuesto por decenas de anillos que silueteaban su figura, (como la figura del muñeco publicitario de “Michelín”).
 

Aquel ser se iba aproximando a pequeños pasos por el borde derecho de la carretera hacia el asustado testigo, que ya había detenido su vehículo. El pánico se apoderó de Timmermans cuando, tras el primer ser, surgió un segundo personaje de idénticas características pero de un tamaño más reducido.
 

Los dos humanoides caminaban muy lentamente, como si tuvieran grandes dificultades y le fue imposible al testigo distinguir rasgos faciales u otros detalles de las extraordinarias criaturas.
 

Aferrado a los mandos de su motocicleta, Timmermans quedó prácticamente paralizado por el miedo.
 

Los dos gigantes “enllantados”, tras efectuar una docena de pasos en línea recta, cruzaron el asfalto en diagonal y desaparecieron entre la maleza fuera de la carretera. El testigo aseguró que se esfumaron en “la nada”.
 

Ninguna huella ni marca aparecía en el lugar del incidente, donde un aterrorizado maestro huyó raudo, convencido de haberse topado con algo que “no era de este mundo”.
 

Documentación disponible: distintas referencias y prensa.
 

Comentarios: Durante algún tiempo se habló de este suceso destacando los comentarios de algunos investigadores que afirmaban que el humanoide grande tenía las botas de distintos colores.
 

A pesar de haber transcurrido más de 50 años puede ser interesante volver a estudiar el suceso. Para ello, y debido al apellido del testigo no habitual en la zona, no debe de ser complicado localizarlo o algún familiar que pueda aportar algún dato nuevo.
 

Este tipo de sucesos después de un tiempo se suele ver por los testigos desde otro punto de vista totalmente distinto al primitivo.

 

Sobre las 23,00 horas del día 11 de junio de 1961 José G. Darnaude se encontraba en los alrededores de Cantillana (Sevilla) cuando siente malestar y picazón por todo el cuerpo, principalmente en la cabeza.
 

Ve un objeto en forma de disco luminoso, de unos 5 metros de diámetro, como si fueran dos platos superpuestos sin poder advertir una estructura definida.
 

El objeto aparece por el suroeste y se colocó suspendido en el aire a la altura de los ojos del testigo, girando sobre si mismo y cambiando del color blanco al rojo y del naranja al violeta.
 

Otros testigos también lo vieron durante unos minutos hasta que el objeto desapareció, quedando el lugar en donde se encontraba en un sorprendente silencio.

Documentación disponible: El Fenómeno Aterrizaje, ABC de Sevilla. Y catalogo de Filpo Cabañas.
 

Comentarios: Estudiar la posibilidad de un rayo globular.