El misterio de las rodadas bajo el mar
 

EL MISTERIO DE LAS RODADAS BAJO EL MAR

por Angel Rodríguez Alvarez.


 

ggeifo@yahoo.com
 


 

Este caso que voy a relatar en el que nos vimos envueltos en su día, contiene muchos elementos que podíamos considerar cinematográficos o novelescos, con presencia de espías y con actuación del Servicio de Inteligencia Español.

En nuestro Grupo GEIFO ha habido personas de todas las profesiones, incluyendo militares y policías, pero nunca sospeché que iban a formar parte de él una pareja de agentes del Servicio de Inteligencia, adscritos a Presidencia del Gobierno Español.

Sucedió hace ya algunos años, y constituye lo que llamamos un cruce de sucesos, cuando al investigar un caso los hechos investigados derivan hacia otro lado que, si bien en muchas ocasiones están relacionados con el fenómeno OVNI, en este caso no fue así, aunque no por ello resultó menos interesante y curioso.

El caso lleva en nuestros archivos la denominación de “RODADAS BAJO EL MAR” y todo comenzó con una noticia que, precisamente con ese título, apareció en el Diario de Cádiz de fecha 06/08/1980 publicado por el ufólogo y periodista Juan José Benítez y que de inmediato centró nuestra atención.

La noticia en cuestión hacía referencia a unas extrañas huellas similares a las que dejaría en el suelo un vehículo oruga, por su especial configuración de tracción por cadenas, utilizado ese sistema particularmente por vehículos militares, aunque también lo utilizan vehículos especiales de carácter civil.

Hasta aquí, que aparezcan unas huellas de un vehículo oruga, militar o civil, no tendría mayor importancia, salvo que estas huellas fueron encontradas en el fondo del mar por un submarinista llamado Ildefonso Rubio Varo, en las inmediaciones de una almadraba, en la localidad de Barbate, en la provincia de Cádiz.

Estas huellas submarinas llamaron la atención de este submarinista porque sorteaban los anclajes de la almadraba alrededor de la cual este posible vehículo submarino realizó sus evoluciones, demostrando con ello que era dirigido por una inteligencia humana y que no correspondía a las posibles huellas de un animal, dado que se percibía claramente que eran las señales dejadas por unas cadenas.

El submarinista abandonó rápidamente el lugar, donde se hallaba realizando tareas de mantenimiento y comprobación de los anclajes de la citada almadraba. Ildefonso quedó muy sorprendido y algo asustado, pues no podía entender qué o quién podía hallarse en ese lugar pilotando tan extraño artilugio.

Aunque si bien es verdad que el periodista Juan José Benítez en ningún momento afirmó que se tratase de nada relacionado con el fenómeno OVNI, calificando el suceso simplemente de desconcertante, nos pareció que sus comentarios iban en la dirección de despertar la atención de los lectores hacia algo que podría presumirse como perteneciente a esta fenomenología.

La noticia cayó en mis manos mientras desayunaba hojeando el Diario de Cádiz, el mismo día en que se publicaba el caso, poniéndome en contacto de inmediato con el resto del Grupo para alertarles sobre ese hecho que deberíamos investigar cuanto antes.

Para ello nos pusimos en camino hacia Barbate, donde después de unas pocas averiguaciones dimos con el domicilio del protagonista principal del caso, el submarinista Ildefonso, quien no tuvo inconveniente en recibirnos en su casa.

La investigación la llevamos a cabo Angel Carretero Olmedo, Concepción Baquero Romero, José Luis Villanueva y yo mismo, entrevistando al testigo, quien nos contó lo siguiente:

- Espero que no sea publicado mi nombre ni lo que yo estaba haciendo en ese lugar, pues aunque soy submarinista no dispongo de ningún título oficial, como tampoco autorización de la Comandancia Militar de Marina.

- Me temo que ese aviso llega tarde, - le contesté - pues en la noticia publicada por Diario de Cádiz aparece tu nombre completo y las actividades a las que te dedicas. Por nuestra parte no existe problema alguno, pues no somos periodistas y sólo se dan datos personales de aquellos testigos que autorizan su publicación. En caso contrario damos nombres ficticios.

Ildefonso mostró su contrariedad y enfado porque Juan José Benítez hubiese dado a conocer su identidad, pese a haberle pedido lo mismo que a nosotros. Juan José negó posteriormente nuestras afirmaciones, negando que Ildefonso desease ocultar su identidad. Nos quedaremos con la dudas de saber quién cuenta la verdad.

Bien. Vayamos al caso en sí.

- Me encontraba realizando las labores de mantenimiento y comprobación de todos los anclajes y cables de la almadraba para la cual trabajo, cuando me quedé alucinado al ver unas huellas iguales a las de los vehículos militares que ruedan con cadenas. Eran idénticas, contínuas, pudiendo seguirse su trayectoria y sorteaban todos los cables y anclas de la almadraba. Me entró algo de miedo, pues no sabía qué podría ser aquello, por lo que salí a la superficie y no volví a bajar.

- ¿Podrían ser las huellas dejadas por algún animal, arrastrándose por la arena del fondo?, -pregunté curioso. Pensaba en una manta raya.

- No. De ninguna manera. No existe en esta zona ningún animal que pueda dejar esas huellas, que en cualquier caso serían simplemente un arrastre por el fondo, pero aquello eran huellas clarísimas de rodadas de algún vehículo.

-¿Es normal que las huellas persistan en el fondo, después de algún tiempo, teniendo en cuenta que son simples huellas sobre la arena, en el fondo del mar, por lo que habría que esperar su desaparición casi inmediata?.

- Por eso sospeché que acababan de ser hechas y por eso salí del agua, por si aquello, lo que fuese, andaba todavía por allí.

No sé lo que pudo ser aquello. Jamás antes había visto nada parecido.

Nos dimos una vuelta por las calles de Barbate y acabamos visitando el muelle pesquero, donde no pudimos apreciar nada que pudiéramos relacionar con los hechos.

Posteriormente (1984) estuve hojeando varios ejemplares de la Revista General de Marina. Viendo una de ellas de noviembre de 1983, pegué un respingo y los ojos se me pusieron como platos. Había una noticia en la página 724 sobre el espionaje descubierto en los fiordos noruegos y suecos,. llevado a cabo por unos mini-submarinos soviéticos. Estos vehículos tenían ruedas, y estas ruedas tenían toda la pinta de dejar unas huellas similares a las encontradas en las inmediaciones de la almadraba de Barbate. Un dibujo muy significativo ilustraba la noticia, que procedía de la Revista Internacional de Defensa.


 

Puse en conocimiento del Grupo las novedades sobre el asunto y llegamos a la conclusión de que podríamos hallarnos ante un caso similar.

Barbate se encuentra en las inmediaciones del Estrecho de Gibraltar, donde existen numerosas instalaciones militares tanto españolas, (algunas de carácter secreto) como estadounidenses, (la Base de Rota) y las instalaciones del Peñón de Gibraltar, (inglesas).

La zona de la Bahía de Cádiz y sobre todo el Estrecho de Gibraltar y el Mar de Alborán, en tiempos de la Unión Soviética, estaba frecuentemente “invadida” por barcos supuestamente pesqueros, pero que de pesqueros no tenían nada, repletos de antenas, que perseguían a los barcos de guerra de cualquier país de la OTAN. Submarinos y buques de guerra soviéticos eran a su vez perseguidos y fotografiados por barcos y aviones españoles, en su tránsito hacia el Mediterráneo o hacia el Atlántico. Una “Guerra Fría” en toda regla.

¿Por qué no?. Tal vez habíamos conseguido algo relacionado con esas actividades de espionaje.

Comentamos estos hechos con V.J.B.O., quien nos aconsejó que pusiéramos en antecedentes a AJEMA, (Almirante Jefe del Estado Mayor de la Armada), por si el asunto afectaba a la Seguridad del Estado.

Así lo hicimos, y redactamos un escrito que enviamos al Almirante.

Pasaron los días y yo fui destinado al Centro de Operaciones Navales (CON), de la Zona Marítima del Estrecho, para la realización de unas maniobras para el control marítimo del Estrecho de Gibraltar, Allí pude comprobar el enorme tráfico marítimo de buques y submarinos del Pacto de Varsovia que cruzaban la zona en uno y otro sentido. La Base de Bizerta, que los soviéticos tenían en Túnez tenía un papel importantísimo en esa abundancia de tráfico.

Tres días después de comenzadas estas maniobras de control, me informaron que debía bajar a la cafetería, donde alguien me estaba esperando. No esperaba la visita de nadie, pero tampoco le di mayor importancia.

Cuando bajé, dos señores, vestidos de paisano se acercaron a mi y uno de ellos me preguntó si yo era Angel Rodríguez Alvarez. Antes de contestarle, le pedí yo, a mi vez, su identificación.

Me dijo que era Capitán de la Guardia Civil, (el otro era Teniente) adscritos al Servicio de Inteligencia de Presidencia del Gobierno.

- No te asustes. No pasa nada malo. Al contrario. ¿Has enviado una carta al AJEMA, sobre unas rodadas vistas bajo el mar?.

Me puse en guardia. Aquello sonaba amenazador: Guardia Civil, AJEMA, Servicio de Inteligencia, Rodadas bajo el mar. ¿En qué lío me había metido?.

- Llevamos varios días buscándoos por toda la provincia de Cádiz y no había manera de dar con vosotros, (se refería a Carretero y a mi). Supuse que eran algo chapuzas buscando, o me estaban engañando. Esta gente no dicen una verdad ni por asomo. Nada más fácil que dar con nosotros, sobre todo conmigo, sabiendo mi profesión, de lo que yo había informado al Almirante, aunque aclarando que lo de ufólogo era un pasatiempo y que lo de militar no tenía ninguna relación con el asunto.

Me invitaron a un café y mientras lo tomaba fumaba nerviosamente, sin saber qué podría derivarse de todo este asunto.

Me dijeron que lo que habíamos hecho estaba muy bien. Que éramos unos patriotas y que eso debía hacer cada persona cuando se sospechase de algo que pudiera afectar a la Seguridad Nacional.

Nos hicieron una proposición: el Capitán pasaría a formar parte de GEIFO, como un miembro más, y ya formando parte de nuestro Grupo nos desplazaríamos nuevamente a Barbate, para interrogar al testigo. En ningún caso nadie debería saber quién era en realidad.

Cuando le conté lo sucedido a Carretero, estuvo de acuerdo en fingir una nueva investigación. Así pues, llamamos por teléfono al agente y acordamos un día, para acercarnos a ver al submarinista.

Concertamos con Ildelfonso una cita y éste nos citó en una cafetería de la localidad.

Y allí nos dirigimos.

Había muchos parroquianos, la mayoría pescadores, en el local, así que para que no sospechasen nada, nos identificamos como tales ufólogos, incluido el Agente, con su flamante carnet de GEIFO, para llevar a Ildefonso hacia un apartado.

Carretero y yo quedamos en la barra, haciendo preguntas indirectas a los presentes, a ver si sacábamos algo en claro, de alguien que pudiera haber visto u oído algo.

Media hora más tarde, Ildefonso y el falso miembro de GEIFO se unían a nosotros. Ildefonso estaba muy serio y como preocupado.

Salimos del local, y el agente nos comentó, mientras conducía, que tenía la impresión de que, efectivamente, algo muy raro había sucedido y que el submarinista estaba contando la verdad.

Yo también creía que el submarinista estaba contando la verdad de lo que había visto en la almadraba. No existía ningún motivo para inventarse esa noticia, toda vez que en este caso nadie había hablado del fenómeno OVNI relacionado con estas huellas, ni en ningún momento Ildefonso comentó nada en ese sentido. Para él eran huellas de un vehículo militar oruga, y eso le había sorprendido, al hallarse las huellas bajo el agua. Sin más.

Para terminar de calentar el asunto, dos días después apareció en el Diario de Cádiz una noticia en la que se decía que minisubmarinos soviéticos espía, se hallaban en las costas de Cádiz desde hacía unos diez años.

Se citaba como fuente a la Revista Internacional de Defensa, que acompañaba la noticia con una fotografía del Diario ruso “PRAVDA”.

La Revista Internacional de Defensa comentaba que los soviéticos no negaban esa presencia de submarinos de bolsillo en el Estrecho de Gibraltar, pero que sus labores no eran de carácter militar y desde luego nada relacionado con ningún tipo de espionaje de las numerosas instalaciones militares de la zona.

Según la prensa soviética, las verdaderas actividades de esos minisubmarinos en la zona española estaban orientadas a la búsqueda de los restos de la perdida civilización de la Atlántida. O sea, sí estaban pero no espiaban. Claro que si espiaban tampoco lo iban a admitir, digo yo.

La noticia concluía describiendo a los citados minisubmarinos, uno de ellos vehículo articulado con cadenas, y otro con la quilla y fondo reforzados para arrastrarse por el fondo. Sus nombres eran“ARGUS” y “ZVUK”, esta última versión pilotada por control remoto. Ambos operaban en profundidades de hasta 105 metros.

Inmediatamente llamamos a Paruana, (nombre ficticio del agente del Servicio de Inteligencia), quien nos contestó que ya había leído la noticia.

Al mismo tiempo enviamos otro escrito a AJEMA, como ampliación y de alguna manera confirmación de cuanto habíamos advertido al principio de toda esta historia.

Paruana nos recriminó que hubiésemos enviado el nuevo escrito sin comunicárselo antes a él, y nos previno para que no volviésemos a informar a AJEMA sobre nada relacionado con este asunto. Todo comunicado deberíamos dárselo a él.


 

Para sorpresa nuestra, al día siguiente en el mismo Diario de Cádiz salió una nueva noticia. En esta ocasión, para corregir la información del día anterior: la Armada Española negaba rotundamente la presencia de esos minisubmarinos.

Esta noticia me olía a cortina de humo y llamamos nuevamente al agente, quien nos citó en una cafetería. Allí le preguntamos qué demonios estaba pasando con tanto afirmar y negar por parte de los medios de comunicación. Le preguntamos si esta última noticia la había publicado él y nos dijo que sí. Lo había hecho para que las cosas no se desmadrasen y la opinión pública se mantuviese al margen de la presencia soviética en la zona.

Paruana mantuvo contacto con nuestro grupo durante bastante tiempo, y en una ocasión nos llamó para confirmarnos que el caso de Barbate era realmente la presencia de esos minisubmarinos soviéticos en labores de espionaje. Estos artilugios se transportaban en submarinos convencionales, que actuaban como naves nodriza, soltando a los pequeños espías cerca de la zona a revisar y siendo recogidos una vez finalizaban su misión.

Habían comprobado que cuanto nosotros habíamos contado sobre el avistamiento de las rodadas bajo el mar vistas por el submarinista Ildefonso Rubio Varo era lo que se sospechaba, pero además habían advertido ese mismo tipo de rodadas en algunas zonas de la costa de Huelva.

Nos volvió a felicitar por haberles puesto en antecedentes y animándonos a seguir así en futuras ocasiones.

Le dije, (sin esperar que sirviera para nada), que en justa correspondencia, el Servicio de Inteligencia podría enviarnos alguna información sobre el fenómeno OVNI.

- Algo tenemos, -contestó muy sonriente-, algo tenemos. Y prometió decirnos algo. Algo que, como es de suponer, nunca nos dijo.

Por tanto, y después de todo lo visto sobre este caso, podemos concluir que el 27 de junio de 1980, el submarinista Ildefonso Rubio Varo observó, a las 1100 horas de ese día, a 40 metros de profundidad, en la situación en la que se encuentra la almadraba para la pesca de atunes de Barbate, en la provincia de Cádiz, unas huellas que parecen corresponder y así lo confirman las autoridades, a las que dejó un vehículo articulado con cadenas, un minisubmarino soviético pilotado para labores de espionaje tipo “ARGUS”. Y por último, que esas mismas huellas parecen repetirse en las costas de Huelva, lo que confirma los hechos.

Cuando Juan José Benítez se enteró de la posición de GEIFO sobre el caso del minisubmarino soviético no le agradaron en absoluto nuestras conclusiones. A quien no comparte sus tesis, sobre todo en cuanto se refiere al fenómeno OVNI lo engloba en lo que él llama “el lado oscuro”.

Bien, pues este caso entraba de lleno dentro de las maquinaciones de ese lado oscuro, o sea nosotros y unos cuantos más.

Efectivamente él en ningún momento relacionó este suceso de las rodadas bajo el mar con el fenómeno OVNI, si bien lo presentó de una manera un tanto misteriosa, de forma que al leer la noticia tal y como él la publicó en Diario de Cádiz, despertó nuestra curiosidad, pues suponíamos que daba como implícita esa relación suceso submarino misterioso y fenómeno OVNI, en este caso OSNI.

Sea como fuere, Juan José no acepta la hipótesis, comprobada después por las autoridades españolas, de un minisubmarino oruga espía soviético, por mucho que esa relación se viese casi sin ninguna duda.

Y ya que para él sí existía duda, se entrevistó con el agregado militar de la embajada de la Federación Rusa en España, coronel Alexander Bondarev, quien negó que la Armada soviética estuviese espiando en esa zona.

- ¿Qué interés podríamos tener en una almadraba?.

Claro que no. Realmente no tenían ningún interés en la almadraba, pero esta zona es de una importancia militar de primer orden. Existen a ambos lados del Estrecho unas barreras o “redes” antisubmarinas, destinadas a bloquear el paso de unidades submarinas enemigas por este lugar, en su intención de acceder al Mediterráneo o al Atlántico.

Estas redes corresponden, la del Este a los británicos y la del Oeste a los estadounidenses. La información sobre ellas tiene la Calificación de Seguridad de Alto Secreto, y no existe más información sobre ellas aparte de saberse que existen. No circula ninguna fotografía de esos sistemas de bloqueo, que están complementados por un sistema de hidrófonos a lo largo y ancho del Estrecho, (Proyecto Colossus). Los hidrófonos están conectados a la Base Naval de Rota.

Era una de las mayores preocupaciones de los soviéticos que verían detenidos todos sus intentos de cruzar estas barreras, en el caso de un conflicto.

Las instalaciones militares, de las que ya hemos hablado son numerosas, y el tráfico marítimo militar y civil es intenso. Es un punto estratégico vital.

El Peñón es un punto de almacenamiento masivo de armamento nuclear, minas, etc., y es un apostadero para submarinos nucleares sobre todo estadounidenses que podrían ser utilizados, antes contra el Pacto de Varsovia y ahora contra Rusia. Es un lugar donde los militares estadounidenses y británicos pueden hacer cuanto se les antoje, sin respetar ningún tratado internacional. El Peñón es un objetivo clave para los misiles nucleares rusos en caso de conflicto y un peligro tremendo para los miles de habitantes de las ciudades españolas que se encuentran cerca del Peñón.

Pero hay más. En esta zona, desde la playa de Conil en “Los Bateles”, parte el sistema de cables submarinos de fibra óptica internacional, (enlace rutas internacionales de telecomunicaciones por cable submarino), que constituye un pastel deseable para quien quiera pinchar estos cables y obtener información de todo tipo.

Existen otros cables de carácter militar, pero la información se saca de cualquier sitio.

Antiguamente se hacía simplemente colocando bobinas de inducción sobre los antiguos cables de cobre. Era un sistema que dificultaba su localización y no producía averías en los tendidos telefónicos.

Lo hacen los estadounidenses en cualquier lugar que deseen pinchar los cables para obtener información vital de los sistemas de comunicaciones militares o políticos, y lo hacen igualmente los soviéticos, (años 70 y 80) aunque de estos últimos se dice que no con gran éxito. Desconozco el sistema actual para pinchar los cables de fibra óptica, pero parece que se interfieren desde los puntos de amplificación.

El USS PARCHE, submarino nuclear estadounidense, basado en la Base Naval de Rota, en Cádiz, en los años 70 se dedicó a colocar bobinas de inducción sobre los cables submarinos, en el Mediterráneo, y en el Estrecho de Gibraltar, (también en el Mar de Ojostk), dado que la base de Rota había inaugurado por aquellas fechas el Centro de Apoyo Táctico (TSC: Tactical Support Center) como servicio de inteligencia de la VI Flota.

El USS PARCHE utilizó artilugios teledirigidos y pinchó cuanto cable pudiese ser pinchado, amigo o enemigo, enlazando todo con el TSC de Rota. Lo mismo ocurría con el USS HALIBUT, el USS SEAWOLF (SSN - 575) y otros muchos.

Bien, ya tenemos las causas por las que podría ser interesante el espionaje en esta área, desde el Cabo San Vicente hasta el Cabo de Gata, en la Zona Marítima del Estrecho (Bahía de Cádiz, Estrecho de Gibraltar y Mar de Alborán), espionaje que viene realizándose desde hace mucho tiempo y de muy diferentes maneras. Todo esto no creo que coja de sorpresa a nadie, a estas alturas.

Un apunte solamente, relacionado con el mantenimiento de todo este sistema de medidas antisubmarinas localizado en esta zona y perteneciente a Estados Unidos y Gran Bretaña, (España por su parte posee varias líneas de defensa antisubmarina también, como no podía ser de otra manera). Este sistema ha tenido una compañía no militar encargada del mantenimiento durante un tiempo, (desconozco las condiciones actuales de intervención en mantenimiento y conservación.), pero cuando tuve noticias de cuál era esa compañía, aparte de la sorpresa inicial, comencé a comprender muchas cosas.

He dicho muchas veces y no me cansaré de repetirlo, que los Estados Unidos, (de igual forma Gran Bretaña), no tienen amigos ni enemigos. Sólo tienen intereses. Y por proteger esos intereses no dudan en pisotear cualquier derecho internacional y ni que decir tiene que desconocen o les importa un pimiento el concepto de Justicia, si eso choca con esos intereses suyos.

Americanos estadounidenses y británicos son piratas de nacimiento y así han vivido siempre y se sorprenden cuando alguien les recrimina esa forma de ver el mundo.

Dime de qué alardeas y te diré de qué careces, dice un refrán español. Y ellos alardean siempre de defender la Justicia, la Ley y el Orden, y ser los garantes de una sociedad justa y que proteja los derechos de las personas. Justo son exactamente lo contrario.

En el caso que nos ocupa, esa empresa encargada del mantenimiento y conservación de las defensas antisubmarinas es nada más y nada menos que la compañía Odissey Marine Exploration, dedicada al expolio sistemático de los fondos marinos españoles, desde el Cabo de Gata hasta el Cabo San Vicente.

El hecho de ser una compañía al servicio de Estados Unidos y Gran Bretaña en este asunto de las defensas antisubmarinas llevó a que los servicios de inteligencia estadounidenses ocultaran, en sus reuniones periódicas con sus homólogos españoles, ese expolio que hace poco salió a la luz, donde esta compañía se llevó a los Estados Unidos varias toneladas de monedas de plata y oro, que tuvo que reclamar el Gobierno español a base de demandar judicialmente a esta empresa.

Británicos y estadounidenses conocían el expolio, pero se callaron de manera ruin e infame. Hay poquísimas empresas de buceo profesional, y ésta estaba a su servicio y no querían que tuviese ningún problema.

Afortunadamente, los Servicios de Inteligencia de la Guardia Civil (¿estaría nuestro amigo Paruana de por medio?), pudieron enterarse de todo cuanto estaba ocurriendo gracias a las declaraciones de un infiltrado español en esa compañía, y se pudo obligar a Odissey a la restitución del tesoro.

Ese mismo infiltrado habla de contenedores enormes, llenos de ánforas y cerámicas púnicas, perfumarios, monedas, joyas y un largo etc., que durante años se han llevado a Tampa, en Florida.

El español perdió su trabajo y fue amenazado de muerte, teniendo que ser protegido por la Guardia Civil. Matones preguntaban por él y pintaban dianas en su coche.

La pregunta es inmediata, cuando hablamos de estos vehículos submarinos soviéticos: ¿estarán ellos, aparte de sus espionajes de carácter militar, buscando no la Atlántida, sino tesoros hundidos en esta zona?.

En situación 31º 21´ N y 05º 07´ W se encuentra un portaaviones hundido durante la 2ª Guerra Mundial.

Este portaaviones, el Ark Royal de la Marina Británica, se encuentra a menos de 20 millas de Gibraltar y está repleto de numerosas piezas de repuestos de aviación, envasadas y llenas de grasa, que descansan en cajas llenas de paja, que se deben encontrar tan nuevas como entonces. Miles de repuestos que hoy valen una millonada. Desconozco el por qué esos repuestos de aviación antiguos valen hoy una millonada, por muy nuevos que estén.

¿Quiénes están interesados en este material?. Odissey desde luego y tal vez también los rusos.

Efectivamente, el caso de las Rodadas bajo el Mar tiene muchos componentes de películas o novelas de espionaje. Sólo basta arañar un poco en estos fondos alucinantes del Estrecho de Gibraltar.


 


 

FUENTES:


 

Diario de Cádiz, 06/08/1980. Sección “Al Filo del Misterio”

Operación Horsfjarden, (Suecia, 1982).

Diario de Cádiz, 20/11/1984, pág. 15, Sección “Provincia”.

REVISTA GENERAL DE MARINA, Noviembre, 1983.

La Vanguardia, 16 de enero de 1987, pág. 3

Boletín GEIFO, (Abril-Mayo), 1998

http://www.abc.es/hemeroteca/historico-01-06-2007/abc/Cultura/la-increible-historia-del-portaaviones-ark-royal-hundido-en-1941_1633453534318.html

 
 
 
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